Cuando naces en una ciudad, hasta que no arribas a un pueblo por primera vez, no sabes lo que perdiste o lo que ganaste, según se mire, aunque, creo, hay perdidas y ganancias. Volviendo a lo nuestro, diré que, efectivamente hay cosas que desconoces y de eso se valió, Crucita, mi prima.
Un tarde después de la merienda, pan de hogaza, que solo en tierra de pan se saborea, con chorizo durito, de matanza, decidimos ir a la "era", pues estaban trillando.
La prima, era todo amabilidad, me enseñaba, me explicaba, esto es el trillo, mira una vaca, yo cohibida, pues nadie se había preocupado nunca y tanto por mi instrucción rustica, sobre todo cuando algo me podía interesar tan poco, pero una, que, antes muerta que no complacer, aguanta el tirón.
Ya llevábamos un buen rato de instrucción teórica cuando pasamos a la practica, para ello, coge un buen puñado de granos de trigo se lo coloca entre las dos manos haciendo cuenco.
- Huele – me dice.
Mi nariz va hacia sus manos...
Sus manos a mi nariz -con “una poquita de velociá”- ...
Un ultimo empujón, por su parte, y ...
Goooool, ...GRANOS EN PORTERIA.
Como disfruto, ella.
A mi no me hizo tanta gracia, la verdad, me quede, sin aire, asustada y con la autoestima por el ¿sembrao?, no, no era sembrao, ¿prado? me temo que no.
ERA, ¡Era la ERA!, pues eso, que me dejo “con la autoestima tirada y trillada por la era”.
23 septiembre 2006
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1 comentario:
si es que hay gente que abusa del sentido del humor y de la paciencia, en fin
mi apoyo y mi abrazo
s
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